Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 1 de marzo de 2013

(388) Respeto y sinergia

Así fue aquello. Le poníamos mantequilla a todo. Endulzábamos los vaivenes de la vida con azúcar glasé y levadura de maíz. El trigo no lo toleraba. Yo a veces estaba un poco avinagrada y le decía:
            ―Marcos, ¿por qué no más azúcar? ¿por qué no un paso más?
            Pero no había manera de que se comprometiera. Eran demasiados postres los que habíamos hecho juntos. Me di cuenta de que conocía todas mis recetas... y de que hubiera sido mejor haberme reservado un par de guindas como colofón a un proceso de simbiosis culinaria sin par. Así no tendría la impresión de haber llegado al final del pastel, y aún querría seguir escarbando por entre la mórbida textura del acariciar mis senos.

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