Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 1 de marzo de 2013

(368) La pintora y el escultor


Regresó el Escultor de su jornada de cincel, las manos magulladas y el cuerpo exhausto, y dejó su obra sobre la mesa junto al caballete donde la Pintora se divertía salpicando el lienzo de colores. La mujer contempló como el hombre mostraba su trofeo con cierta arrogancia pero sin perder la sutil actitud de respeto con que siempre la trataba. Frente al poder de destrucción y creación del Escultor, la Pintora poseía un poder de alegría y viveza que a él le sobrecogía. Sonrío la mujer al mirarle, acarició sus ásperos cabellos y decidió hacerle un regalo: durante el resto del día y hasta que el sol se ocultara, le dejaría creer que era el amo del mundo.

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