Emilio se
impresionó al entrar en el hospital. Aunque le habían explicado que la abuelita
estaba mala, al verla rodeada de cables pensó que parecía uno de esos robots
que salían en los tebeos de superhéroes.
¿Heroína? Mamá
decía que la yaya fue capaz de sacar adelante a tres niñas-el abuelo murió
joven, en la guerra-, llevando una vida de abnegada dedicación, desvelo y
sufrimiento callado con un único objetivo: que sus hijos tuvieran una vida
mejor que la suya.
Con el eco de
aquellas palabras en la cabeza, Emilio cogió su cómic de Superman y, tras
escribir algo en la portada, lo dejó en el regazo de su abuela.
“PARA LA ABUELA. PORQUE HAY SUPERHÉROES
QUE NO LLEVAN CAPA”.
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