Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 1 de marzo de 2013

(392) Lógicamente, la odio

Cuando me miro al espejo, entiendo menos que nunca por qué mi mujer me quiere tanto. De entrada, se nota que soy mala persona por el párpado caído de mi ojo izquierdo. Por dentro no soy mejor; mediocre y resentido, no sé sino actuar contra los demás con una maldad rencorosa. Por simple odio hacia mí mismo, odio a todo el que me rodea. Y, más aún, a mi mujer que me quiere ciegamente, siendo yo tan despreciable. Cuando quiere acercarse a mí y decirme el buen fondo que yo tengo, me enciendo y sólo pienso en golpearla. Ella siempre me perdona.
Nunca quise ser un maltratador como mi padre, pero ahora comprendo sus razones

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