TRIUNFADORA
Las mesnadas enemigas se agolpaban frente a la empalizada de la ciudadela. La población se sentía desesperada y el ejército desmoralizado. No parecía haber escapatoria posible a la inminente masacre que se avecinaba.
Ella se limitó a contemplar el horizonte con su catalejo. En su rostro se dibujó una sonrisa confiada.
Y se irguió con orgullo irradiando felicidad; su semblante pleno de luminosidad. Los tanques aliados sorprendían a los hostigadores por la espalda. Su plan había funcionado.
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