Al principio se sorprendió de que se tratase de una mujer. No había topado con muchas en la profesión y se alegró, pues parecía que el mundo estaba cambiando y eso le gustaba. La observó un momento y quedó absorto al darse cuenta de que era muy hermosa. Se sintió como un colegial, confundido y azorado ante un amor a primera vista. Ella le dijo algo, pero él sólo escuchó el atronador sonido de los latidos de su corazón. Así que ella tuvo que repetir su pregunta, a la que él contestó apenas logrando disimular un ligero temblor en su voz: "A la Calle Juan Gris 22, por favor". Y por fin el taxímetro se puso en marcha.
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